martes, 18 de agosto de 2009

Movimiento slow

Hoy más que nunca, el individuo moderno vive sumido en una particular carrera de obstáculos en la que controlar el cronómetro hasta la milésima determina nuestra existencia. La desconexión del medio natural y su tempo, ligado a las estaciones y demás factores que escapan a nuestro control, parece un espejismo en las sociedades occidentales de hoy en día. Las ciudades se vuelven anónimas y levitamos, sumidos en nuestro peculiar universo de intereses. La prisa es el motor de todas nuestras acciones y la cinética de grand prix envuelve nuestra vida acelerándola, economizando cada segundo, rindiendo culto a una velocidad que no nos hace ser mejores.El movimiento Slow no pretende abatir los cimientos de lo construido hasta la fecha. Su intención es iluminar la posibilidad de llevar una vida más plena y desacelerada, haciendo que cada individuo pueda controlar y adueñarse de su propio periplo vital. La clave reside en un juicio acertado de la marcha adecuada para cada momento de la carrera diaria. Se debe poder correr cuando las circunstancias apremian y soportar el temido estrés que en demasiadas ocasiones nos embarga; pero a la vez saber detenerse y disfrutar de un presente prolongado que en demasiados casos queda sepultado por las obligaciones del futuro más inmediato.

Demasiadas veces la lentitud viene asociada con valores negativos. Torpeza, desinterés, tedio son dimensiones que no recogen los efectos beneficiosos de una actitud pausada, bien razonada y segura.Las decisiones importantes no siempre deben tomarse al azar, impulsivamente, eso lo sabemos todos. Resulta difícil creer que llevar a cabo más de una actividad a la vez pueda deparar resultados positivos; más bien mediocridad en los distintos escenarios. Asimismo, no siempre la inactividad es sinónimo de vacío. La actitud contemplativa nos integra en el medio y puede ser el refugio de ideas brillantes que nos ayuden positivamente en nuestro proceder. El movimiento Slow quiere dar herramientas a los individuos para que sus existencias no sean una mera sucesión de escenarios encadenados, desprovistos de emociones. En definitiva, el movimiento Slow es una fuente de placer, útil para alejarse de una vida estandarizada regida por el minutero de nuestro reloj de pulsera, sometida por una velocidad que erradica nuestra capacidad para disfrutar del momento esperado cuando este por fin asoma
Fuente (y artículo completo): http://movimientoslow.com/es/filosofia.html

6 comentarios:

  1. Por eso prefiero una ciudad mediana, tipo Gijón o Granada a ciudades tipo Barcelona o Madrid. Sin necesidad de crear ningún tipo de movimiento la gente ya va "slow".

    ResponderEliminar
  2. Es muy posible que tengas razón. Aún así el cambio está en nosotros, independientemente de donde vivamos.

    Yo no quiero ir a vivir al centro pero confío que en el centro también las cosas mejoren.

    ResponderEliminar
  3. La clave yo creo que está en dar el valor correcto al tiempo. No es tanto ir más despacio como saber gestionar mejor el limitado tiempo del que disponemos. Por ejemplo, hay multitud de pequeños microtareas que llevamos a cabo durante nuestra vida que con una pequeña modificacion que implica una mejor gestión reduce el "coste de tiempo" necesario para llevarla a cabo.

    En cristiano. Pongamos el ejemplo del coche. Si no hubiera problemas de aparcamiento tardaríamos menos en aparcar. Cada día solo supondría quizás unos 5 o 10 minutos. Pero a lo largo del año eso implica un ahorro de tiempo de varios días.

    Y asi con las colas de los supermercados, con los desplazamientos al trabajo, con las comidas, etc...

    Todo lo que hacemos implica un gasto de tiempo. A veces ese tiempo se puede reducir. Y para eso solo hace falta una serie de medidas mas o menos complicadas.

    La clave está en definitiva en una mejor gestion del tiempo para poder disfrutar de más ocio. Estaría bien que exigieramos a nuestros políticos una política orientada a conseguir que desaparezcan esas pérdidas de tiempo, pues si de una cosa estamos seguros es que cada momento de nuestra vida es irrepetible.

    ResponderEliminar
  4. una concejalía de tiempo! suena interesante no?

    ResponderEliminar
  5. Pues respecto a lo del coche va en la dirección contraria, cada vez menos zonas de aparcamiento y más restringidas, que no digo que sea malo, sobretodo si va a compañada de una mayor cantidad y eficiencia de los transportes públicos...

    Pero es lo que decía, yo, en Granada, cogí el autobús tres o cuatro veces en 6 meses y siempre para ir a la estación de autobuses o al aeropuerto. Siempre iba andando a todas partes. 20 minutos andando en Barcelona a lo mejor no los hago si hay metro que me lleve...

    ResponderEliminar
  6. En Granada como cojas el autobus es que no llegas a ninguna parte. A la mayoría de los sitios, a día de hoy, se tarda más en coche que andando. Pero eso no quiere decir que en granada no se pueda ahorrar tiempo. Si el tráfico funcionara mejor, como en algunas ciudades alemanas que conozco, tardaríamos aún menos tiempo en movernos. Y eso a pesar de que como tu dices en Granada se tarda menos en desplazarse que en ciudades como madrid o barcelona.

    Lo de la concejalía del tiempo suena genial. O ministerio del tiempo. Aunque hay que tener cuidado en que no se pervirtiera su funcion. Se trata de que reduzcamos al máximo el tiempo gastado en trabajo para que podamos disfrutar de más ocio. No de máximizar el rendimiento para seguir trabajando lo mismo o más.

    Saludos

    ResponderEliminar