viernes, 21 de agosto de 2009

EEUU, economia de la guerra


¿Existe un gobierno en alguna parte que represente menos a sus ciudadanos que el de EE.UU.?

Consideremos las guerras de EE.UU. Al escribir estas notas, el coste pagado en efectivo de las guerras de EE.UU. en Iraq y Afganistán es de 900.000.000.000 dólares. Si se suman los costes futuros ya incurridos de las prestaciones a veteranos, interés sobre la deuda, el uso no aprovechado de los recursos para propósitos productivos, y otros costes similares tal como han sido calculados por el economista del Nobel Joseph Stiglitz y la experta presupuestaria de la Universidad Harvard Linda Bilmes, “nuestro” gobierno ha derrochado


3.000.000.000.000 de dólares –3 billones de dólares – en dos guerras que no traen beneficio alguno para algún estadounidense cuyos ingresos no dependan del complejo militar/industrial, ante el que nos advirtió un general de cinco estrellas, el presidente Eisenhower.


Ahora es un hecho probado que la invasión estadounidense de Iraq se basó en mentiras y engaño del público estadounidense. Los únicos beneficiados fueron las industrias de armamentos, Blackwater, Halliburton, oficiales militares que logran ascensos más rápidos durante la guerra, y los extremistas musulmanes cuya argumentación fue confirmada por el gobierno de EE.UU. mediante su agresión no provocada contra los musulmanes. Nadie más se benefició. Iraq no amenazaba a nadie, y la captura de Sadam Hussein y su ejecución después de un juicio irregular y arbitrario no tuvo efecto alguno sobre el fin de la guerra o para impedir el comienzo de otras.


El coste de las guerras de EE.UU. es un inmenso lastre sobre un país en bancarrota, pero el coste incurrido por los veteranos podría ser aún mayor. La falta de vivienda es una condición corriente de los veteranos, así como el estrés postraumático. Los soldados estadounidense, que combatieron ingenuamente por las guerras de la industria de la munición, por los altos pagos a los directores de la munición, y por los dividendos y las ganancias de capital de los accionistas de la munición, pagaron no sólo con vidas y extremidades perdidas, sino también con matrimonios rotos, carreras arruinadas, desórdenes psiquiátricos, y sentencias de prisión por no cumplir con pagos de manutención de menores.


¿Qué ganaron los estadounidenses gracias a una guerra incosteable en Iraq que dura mucho más que la Segunda Guerra Mundial y que llevó al poder a chiíes aliados con Irán?


La respuesta es obvia: absolutamente nada.


Que ganó la industria de armamentos: Miles de millones de dólares en beneficios.


Obama es el candidato presidencial que prometió terminar la guerra en Iraq. No lo ha hecho. Pero ha escalado la guerra en Afganistán, comenzado una nueva guerra en Pakistán, se propone repetir el escenario yugoslavo en el Cáucaso, y parece determinado a iniciar una guerra en Sudamérica. Como reacción a la aceptación por el presidente de Colombia títere de EE.UU., Álvaro Uribe, de siete bases militares de EE.UU. en Colombia, Venezuela advirtió a los países sudamericanos que “comienzan a soplar vientos de guerra.”

Tenemos un gobierno de EE.UU., totalmente dependiente de la generosidad de extranjeros para financiar la tinta roja, que se extiende en grandes cantidades hasta donde llega la vista, totalmente dominado por el complejo militar/seguridad, que nos destruirá a todos a fin de satisfacer las expectativas bursátiles de Wall Street.


¿Por qué le importa a algún estadounidense quién gobierna Afganistán? El país no tiene nada que ver con nosotros.

¿Calcularon los comités de servicios armados de la Cámara y del Senado el riesgo de desestabilizar a Pakistán armado con armas nucleares cuando aceptaron la nueva guerra de Obama en ese país, una guerra que ya ha desplazado a dos millones de paquistaníes?


No, claro que no. Los corruptos recibieron sus órdenes de la misma oligarquía militar/seguridad que mandó a Obama.

La gran superpotencia estadounidense y sus 300 millones de habitantes están siendo destruidos por los estrechos intereses de los grandes bancos y por la industria de armamentos. La gente, y no sólo los estadounidenses, está perdiendo a sus hijos, esposos, hermanos y padres sin otro motivo que los beneficios de las corporaciones de armamentos de EE.UU. y los crédulos estadounidenses parecen enorgullecerse de que así sea. Esas pegatinas en sus coches, todo terrenos y monstruosas camionetas proclaman su ingenua lealtad a la industria de armamentos y a los corruptos en Washington que promueven guerras.


¿Llegarán a comprender los estadounidenses, aplastados y destruidos por la política de “su” gobierno, que siempre pone a los estadounidenses en el último lugar, quiénes son sus verdaderos enemigos?

¿Se darán cuenta los estadounidenses de que no los gobiernan sus representantes elegidos sino una oligarquía que es dueña del prostíbulo Washington?


¿Llegarán algún día a comprender los estadounidenses que son siervos impotentes?


Paul Craig Roberts fue secretario adjunto del Tesoro en el gobierno de Reagan. Es co-autor de “The Tyranny of Good Intentions.” Para contactos, escriba a: PaulCraigRoberts@yahoo.com


2 comentarios:

  1. ¿Existe un gobierno en alguna parte que represente menos a sus ciudadanos que el de EE.UU.? Yo creo que sí, todos los gobiernos tiranos que ni siquiera dan oportunidad a sus ciudadanos de poder elegir.

    Podemos estar más o menos de acuerdo en que las democracias actuales funcionan mal y que particularmente la americana es de las que peor funciona pues apenas tienes 2 posibilidades reales de eleccion a cada cual peor.

    Pero nos guste o no, los americanos tienen la capacidad real de elegir, cosa que no tienen otras personas en otros países.

    Yo creo que siempre será mejor la peor de las democracias que la mejor de las tiranías, por muy buenos dictadores que haya y por muy benevolos que estos puedan ser.

    Ahora bien, como siempre digo la democracia es un sistema más, para nada perfecto, que tiene fallos y que es manifiestamente mejorable. Pero como sistema político es superior al resto de formas de gobierno que conozco.

    Respecto al resto del artículo estoy de acuerdo con lo que se dice. Estados Unidos como prepotencia mundial siempre hará de gendarme del mundo. aunque probablemente esto será lo que le acabará llevando a la ruina de sus ciudadanos. Es como la capital del imperio romano moderno.

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  2. Los grandes imperios de la Historia siempre han caído por la ruina que les ha supuesto la guerra lejos de sus fronteras: España, Francia, Inglaterra, Alemania... todos han caído cuando han querido meterse más allá de lo que podían... Quizás sea el fin del imperion yankee, quizás toque ahora el imperio chino, o el europeo...

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