jueves, 9 de abril de 2009

Presentación (II)

Tenemos suerte; vivimos en Europa, en una democracia y amparados por una Constitución que nos garantiza a todos los individuos de esta sociedad los derechos fundamentales, colectivos y sociales que preservan la dignidad humana. ¡Qué bonito! ¡Ja! Esto es lo que nos dicen, nos enseñan en la escuela y es lo que nos queremos creer…así no hay que hacer nada porque todo está bien, pero ¿es cierto?

Estoy cansada. Todos los días, en las actividades más sencillas y cotidianas, en los medios de comunicación, en el trabajo, en la carretera, en las conversaciones con conocidos, en las actuaciones de las “autoridades”…en todo, recibo cómo, de manera explícita o implícita, me dicen qué debo y qué no puedo hacer, convenciéndome de que lo que hago, lo hago porque es así y que debe ser así por algo importante, una causa justificada, motivada por un bien mayor. ¿Pero por qué? En realidad, he cambiado de opinión. Esas motivaciones no creo que respondan a la búsqueda de nuestro bienestar, sino a otros intereses que nos quedan alejados y sobre los que no tenemos opinión, porque nos son invisibles, para nosotros ni siquiera existen. Cuando empiezas a darte cuenta de todo esto y te cuestionas el por qué, te invade una desagradable mezcla de sentimientos que pasan por la indignación, la rabia, el miedo, la inseguridad, la decepción. Pero es El Paso para reaccionar y decidir que aunque no pueda cambiar grandes cosas, quiero mirar más allá de lo que me dejan ver.

Tengo muy presente el momento en el que me di cuenta de lo que significaba el poder, y que no me gustó nada. Recuerdo perfectamente que cuando tenía seis años, gracias a una pésima profesora, descubrí (aunque tardé algo más en poderlo explicar con palabras) que los mayores (la autoridad) no siempre tienen razón y que podía no estar de acuerdo con sus acciones y que aún siendo una niña (el individuo) podía tener una opinión o voluntad diferente.

La definición de INDIVIDUO: “En la vida diaria un individuo es un conjunto de pensamientos y acciones que se considera como una entidad. Se suele considerar a un individuo responsable de sus acciones.” (Wikipedia.)

Existe un pensamiento normalizado común que es creado y manipulado de forma sutil por quienes tienen el poder (he aquí, la gran importancia de los medios de comunicación y de la educación), esto nos lleva a tener menos pensamientos propios, y en consecuencia, a una pérdida de individualidad. En mi opinión, la lucha es precisamente contra esto, no debemos dejarnos llevar, ni caer en la apatía, debemos implicarnos, cuestionar de manera individual lo que pasa a nuestro alrededor y sentir que, en parte, somos responsables, ya que este es el recurso para conseguir mejorar nuestro mundo.

1 comentario:

  1. Creo que Internet está ayudando mucho a esta individualidad. Quizás demasiado.

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